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¡La gran desconocida, o no!

Hablamos de ella en muchos ámbitos que nos afectan como seres humanos: la sociedad, la economía, la seguridad de un país, la tecnología, la educación, la cultura, la política. En todos estos contextos hablamos de Vulnerabilidad. Este término encierra una gran complejidad. La vulnerabilidad tiene que ver con nuestra capacidad para vernos expuestos o dejarnos afectar por algo o alguien.

En la mayoría de estos ámbitos la vulnerabilidad es pública y reconocida. Día tras día leemos o escuchamos noticias en prensa como estas: 

  • 13,1 millones de personas están en riesgo de pobreza o exclusión en España“ (fuente EAPN) 
  • El índice de vulnerabilidad económica de las pymes españolas se sitúa en el 7,1% (fuente Cinco Días)
  • España como el país que más ataques al escritorio remoto ha sufrido a nivel mundial, con una cifra que supera los 51.000 millones (fuente ESET, informe último cuatrimestre 2021)

Y así podríamos seguir, líneas y líneas con más y más datos…pero no se trata de esto. 

Y hay un ámbito en el que esta vulnerabilidad no es pública. Cuando hablamos de ti, de mí,  de las personas, nos cuesta mostrar nuestra vulnerabilidad. Estamos en una sociedad donde se nos invita a ser perfectos, fuertes, tener respuesta para todo y para todo el mundo. No sentir miedo…Y así nos vemos nadando en un contexto en el que mostrar nuestra vulnerabilidad se iguala a mostrar nuestra debilidad.

A veces la vulnerabilidad está relacionada, también, con la vergüenza. Y desde esa vergüenza oímos voces en nuestro interior que nos dicen: haré el ridículo, no lo haré bien, daré la nota… Estamos más pendiente de lo que pensaran de nosotros que de lo que queremos hacer, de lo que se espera que hagamos… Esta vergüenza nos genera desconexión y pérdida de foco. Estar pendiente de satisfacer a los demás nos desconecta.

Y esto nos hace sentir vulnerables. 

Pero esto no pasa en todos los contextos. Hay lugares en los que puedes confiar, en los que te sientes dignx aunque cometas errores, en los que puedes mostrar tu yo más auténtico aunque quizás no sea el que esperan al 100% e incluso, a veces, ese yo que no te acaba de gustar, pero que es auténtico. Y así, en esta ocasión nos vemos inmersos en un contexto en el que mostrar nuestra vulnerabilidad es mostrar nuestra autenticidad.

Me mostraré vulnerable si tengo sentido de pertenencia a una empresa, a un equipo y se que me reconoce, con mis luces y mis sombras ya que tengo la seguridad de que no serán usadas en mi contra. Ahí, seré yo

Y no… seguramente como tú, yo tampoco soy King-Kong todo el tiempo.

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