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El Burnout, una verdadera realidad

Hace unos meses escribí sobre el estrés laboral, sus afectaciones, consecuencias y cómo afrontarlo desde el punto de vista tanto de la empresa como individual. 

Hoy, sin embargo, os vengo a hablar de otro tema, el cuál está estrechamente relacionado con el estrés laboral, aunque muchas veces no sabemos exactamente a qué nos referimos cuando hablamos de él. Mi intención es aportar claridad y concienciación sobre ello, se trata de el Burnout

A día de hoy solemos escuchar esta palabra con bastante frecuencia en nuestro día a día, por parte de amigos, compañeros de trabajo, conocidos y demás; y es que la gente la utiliza de forma coloquial para referirse a que está cansada o saturada en su trabajo, pero la realidad es que, como bien ocurre con otros términos y anglicismos, se ha banalizado su verdadero significado y lo que realmente implica. 

El Burnout o Síndrome de Quemarse por el Trabajo (SQT) como se le conoce en castellano, no deja de ser la respuesta psicológica a estar expuesto de forma continuada a una situación de estrés laboral que la persona es incapaz de afrontar.

Más concretamente, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) lo define como “una respuesta al estrés laboral crónico integrada por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. Esta respuesta ocurre con frecuencia en los profesionales de la salud y, en general, en profesionales de organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de la organización.”  

Aparición

Para encontrarnos con un síndrome de Burnout debemos tener en cuenta diferentes variables que pueden influir en su desarrollo, entre las que encontramos:

  • Variables individuales. Como pueden ser variables de personalidad que son más vulnerables a desarrollar SQT
  • Variables sociales. Uno de los factores de protección más determinantes es el apoyo social y ayuda que pueda recibir la persona por parte de su entorno social. Esto proporciona a la persona más recursos con los que poder hacer frente a una situación de estrés.
  • Variables organizacionales. Mientras que las dos anteriores pueden afectar o prevenir la aparición del Burnout, son las variables de la organización las que realmente lo desencadenan, estas pueden ir desde el clima laboral, la confusión o sobrecarga de rol, sentimientos de falta de reciprocidad o justicia dentro de la organización, falta de formación entre otras.

Esto a grandes rasgos supone en la persona un deterioro tanto a nivel cognitivo (frustración, desencanto profesional, crisis capacidad percibida, crisis existencial), emocional (desgaste emocional y culpa) y actitudinal (cinismo, indolencia, indiferencia ante clientes o organización) a causa de la aparición de riesgos psicosociales y consecuentemente un deterioro del entorno psicosocial de la organización. Si esta situación se prolonga en el tiempo es cuando empezamos a ver las consecuencias tanto en el individuo como en la organización.

Sintomas 

Dentro de las diferentes categorizaciones y modelos de estudio del Burnout, mayormente coinciden en tres grandes dimensiones sobre los síntomas característicos de este:

  • Sentimientos de falta de energía o agotamiento, desgaste tanto emocional como físico. También la presencia de cansancio y fatiga, más relacionados a la dificultad de levantarse por las mañanas, ir a trabajar y hacer frente a las personas y demandas de cada día. Este es el principal componente del SQT
  • Aumento de la distancia mental con respecto al trabajo, sentimientos negativos, comportamientos cínicos con respecto al trabajo. El individuo tiende a adoptar conductas y actitudes de despersonalización hacia compañeros, usuarios y clientes.
  • Sensación de ineficacia y falta de realización, sensación de fracaso profesional y de fracaso en las relaciones interpersonales. Esto acaba derivando en sentimientos de baja realización personal.

Si el síndrome de quemarse por el trabajo perdura en el tiempo puede derivar también en condiciones nocivas para el individuo a nivel de salud como pueden ser alteraciones respiratorias, problemas de sueño, depresión, jaquecas, mareos, úlceras y más.

Para la organización también trae consecuencias significativas entre las que destacan el incremento de los accidentes de trabajo (según el sector), bajada del rendimiento y la calidad, absentismo y abandono entre otras. También es interesante destacar que el Burnout tiene cierto factor contagioso dentro de la organización, principalmente para trabajadores jóvenes que se incorporen nuevas en la organización y se encuentren con que sus nuevos referentes presenten este tipo de actitudes, estos no tardarán en replicar esas actitudes y comportamientos.

No confundamos el burnout:

Volviendo a lo que comentaba al inicio, es fácil usar erróneamente el término y vincularlo a otra serie de malestares o afectaciones, por eso es necesario aclarar qué solemos confundir con burnout normalmente. 

  • Estrés. El burnout es una respuesta al estrés laboral pero no es propiamente estrés; el estrés hace referencia a procesos cortos de tiempo mientras que el burnout es consecuencia de una situación prolongada. Por otra parte, el estrés lo podemos diferenciar entre positivo y negativo, en cambio el burnout solo tiene consecuencias negativas, además de implicar actitudes negativas hacia el trabajo.
  • Alienación, insatisfacción o frustración.
  • Cansancio o agotamiento. En una situación de agotamiento la persona puede recuperarse después de unos días de descanso o unas vacaciones, en cambio con el SQT la persona sigue teniendo ese sentimiento de falta de energía.
  • Depresión. Si bien el burnout puede desarrollar en una depresión no hay que confundirlos a nivel de aparición y desarrollo de la patología.
  • Ansiedad, enfado, irritación o agresividad. En estos casos se suele hacer uso de la palabra ‘burnout’ de forma coloquial y mal usada.
  • Aburrimiento

Cómo afrontarlo

El principal enfoque que deberíamos plantear es el de tratar de prevenir y evitar que aparezcan estos casos en las organizaciones, pero muchas veces es demasiado tarde cuando nos damos cuenta.

Normalmente cuando un trabajador llega a desarrollar estos niveles de malestar será necesario que reciba apoyo terapéutico y técnicas acordes al problema por parte de profesionales de la salud mental. 

Aunque esto no tendrá ninguna utilidad si cuando la persona se recupere se encontrará de nuevo con las mismas condiciones nocivas que le habían causado el burnout en primer lugar.

Por eso mismo es fundamental que la organización detecte y actúe frente a los riesgos de SQT e implemente las medidas necesarias para corregirlos y de esta forma tratar de prevenir el desarrollo de futuros casos de burnout.

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