Blog

Las expectativas, desde la luz y la sombra

La palabra expectativa viene del latín y etimológicamente se compone del prefijo ex- (hacia fuera), spectare (contemplar, ver detalladamente), más el sufijo -tivo (relación activa o pasiva). Es decir, la expectativa implica mirar hacia adelante con la esperanza o la anticipación de ciertos resultados.

Todas las personas, en algún momento de nuestras vidas, hemos visto expectativas cumplidas o expectativas frustradas. En función de si sí o si no se ha cumplido aquello que esperábamos, lo que debería haber pasado o lo que tendría que pasar podemos sentirnos felices y satisfechas o tristes y frustradas.

En las organizaciones también existe esta dualidad. Las expectativas en el ámbito empresarial son como una moneda de dos caras: por un lado, pueden ser el motor que impulsa a los individuos y equipos hacia metas ambiciosas y logros excepcionales; por otro, pueden convertirse en una carga pesada, generando estrés y desilusión cuando no se cumplen.

Desde la luz, las expectativas son la gasolina que necesitamos para progreso. Son fuente para la creatividad y la innovación. Nos pueden inspirar a construir una visión compartida y diseñar unos objetivos claros. Pueden motivar a las personas a alcanzar su máximo potencial, fomentar la innovación y fortalecer la cultura organizacional. En este sentido, actúan como guías que orientan el esfuerzo y la dedicación hacia resultados significativos.

Sin embargo, desde la sombra, las expectativas pueden generar presión excesiva y ansiedad. Cuando son poco realistas o mal comunicadas, pueden crear un ambiente tóxico de miedo al fracaso y competencia desleal. Además, la desmotivación resultante de expectativas incumplidas puede minar la moral de los equipos y la confianza en la empresa.

Para un líder, gestionar las expectativas dentro de una organización es fundamental para mantener un ambiente de trabajo saludable y productivo.

Por ello quiero proponerte algunas ideas que vale la pena tener en cuenta para gestionar las expectativas tanto tuyas como de tu equipo: 

En primer lugar, mantén una Comunicación transparente: Es crucial que como líder comuniques de manera clara y transparente las expectativas tanto a nivel individual como grupal. Esto implica definir metas realistas y explicar detalladamente qué se espera de cada miembro del equipo.

Otro elemento a tener en cuenta es la Escucha empática: El líder debe estar abierto a escuchar las preocupaciones y perspectivas de los miembros del equipo con respecto a las expectativas que les planteas y cómo éstas les hacen sentir. Esto ayuda a comprender mejor las necesidades y desafíos individuales, y a ajustar las expectativas según sea necesario.

La Flexibilidad es otro ingrediente fundamental: Como líder es importante reconocer que las expectativas pueden cambiar a medida que evolucionan las circunstancias. Un líder efectivo está dispuesto a adaptarse y ajustar las expectativas según sea necesario para mantenerse alineado con los objetivos organizacionales y las capacidades del equipo. Esa flexibilidad es necesaria también cuando hay cambios en el entorno, ya sea más cercano o lejano. No todo es válido para cualquier situación.

El Apoyo y reconocimiento nos ayuda a brindar apoyo emocional y reconocimiento a los miembros del equipo y esto es fundamental, especialmente cuando las expectativas son altas y los desafíos son grandes. Esto ayuda a mantener la motivación y la moral alta, incluso en momentos de adversidad.

Es importante también que como líder promuevas un ambiente de Aprendizaje continuo.  Fomentar una cultura de aprendizaje continuo y desarrollo personal puede dar seguridad a tu equipo y reducir la presión asociada con las expectativas.

Estas 5 ideas te pueden ser muy útiles para manejar a tus equipos, pero no olvides hacerte primero tú esas preguntas. Antes de dirigir a otros, es crucial que te lideres a ti mismo de manera efectiva. Estas preguntas pueden servir como un espejo para reflexionar sobre tu propio autoliderazgo

  1. ¿Soy transparente en mi diálogo interno? ¿Me digo la verdad?
  2. ¿Me detengo a reflexionar sobre mis emociones y su origen? ¿Me permito sentirme como me siento?
  3. ¿Soy flexible y me adapto a las nuevas situaciones?
  4. ¿Reconozco y celebro mis propios logros?
  5. ¿Estoy abierto a nuevas ideas y conocimientos que puedan mejorar mi desempeño?

Si evalúas entre 1 y 5 cómo estás ejerciendo el autoliderazgo o el liderazgo con tus equipos y aparecen 3s o menos, ya sabes por dónde empezar. Estos son áreas de mejora y crecimiento personal. Pero no olvides reconocer las puntuaciones más altas. También son tuyas. Ir avanzando hacia el 5 es un camino para poder manejar tus expectativas desde la luz.

Relacionados

CADA 2 SEMANAS
PUBLICAMOS UN ARTÍCULO.
NO TE LO PIERDAS.
SUSCRÍBETE AHORA.