Tengo todo el derecho a decir lo que pienso. Pero, ¿debo decir todo lo que pienso en cualquier circunstancia? Hace poco, me encontré en una situación en la que, una persona no muy cercana a mí puso en práctica este derecho y decidió decir lo que pensaba.
Quizás la situación os resulte familiar. Están acabando los colegios y es momento de pensar en algún detalle para los maestros. Algo original, que puedan preparar los niños (con ayuda claro) y que además sea económico. En esta ocasión, y por tratarse del primer curso de infantil, yo misma inicié un proceso en el que se recogieron en primer lugar propuestas y después se creó un cuadro para que todas las familias pudieran decidir qué era lo que más gustaba. Así era como pretendíamos llegar a un consenso. Fue un ir y venir de mails pero los puntos se iban concretando. Uno de estos mails me “trastocó”.
Os transcribo parte del comunicado que recibí por mail:
“Siento lo que ahora diré, pero me parece una gran pérdida de tiempo hacer tablas y un montón de mails para hacer una regalo de 4 euros entre 25 familias. Yo que cada uno vote lo que le parece como es natural, pero prefiero más salir del grupo. Ya me avisaréis cuánto tengo que pagar tanto si es 2€ como 20 cts. Agradezco mucho la iniciativa y las ganas de algunas familias a movilizar todo esto como ya he dicho anteriormente, pero me parece innecesario tanto alboroto por dos bolsitas. Sé que estoy quedando como una borde pero sólo con la escuela ya recibo un montón de mails y WhatsApp y mi cabeza no da para más .
Yo ya dije que incluir los maestros especialistas y no tuvo quórum y lo respeto, de verdad, pero prefiero que me eliminéis hasta que ya quede resuelto.
Buenas noches, espero no haber molestado a nadie, porque no era mi intención. De verdad que no”
En el momento en que lo recibí, y a medida que lo leía, se me dispararon un montón de emociones. Básicamente rabia. Una rabia que me iba irritando y poniendo furiosa. Sí, me había molestado (más allá de su intención). Tenía varias opciones para dar respuesta a esta situación que me estaba generando un conflicto interno:
- no responder, desde la evitación,
- responder en aquel mismo momento y desde esa rabia con agresividad
- y por último preparar una respuesta asertiva.
La primera decisión fue evitar responder. Me convencía de que era la mejor decisión repitiéndome aquello de «no hay mejor desprecio que no hacer aprecio». No fue una buena solución. Me sentía igual de enfadada. Me di cuenta de que una conducta pasiva no facilita la resolución de situaciones tensas o conflictivas. Me hace invisible, me resigno y acumulo resentimiento adoptando un rol de víctima.
Este rol no me gustaba y decidí entonces responder ese mail. Empecé a escribir. Cada una de las palabras que iba escribiendo iban reforzando mi ira, mi enojo. Me estaba explayando, como se suele decir. Antes de apretar el botón de enviar lo releí. Menos mal. Era peor el remedio que la enfermedad. Solo habían reproches y culpabilizaciones. Me di cuenta de que con esta conducta agresiva lo único que hago es tensar más la situación. Así no facilitaré una resolución. Estoy actuando desde el rol acusador.
Tenía y quería mostrar qué me estaba pasando. Debía conseguir mantener una comunicación asertiva. Para ello utilicé la técnica DESC.
– D de Describir: explicar el hecho de una manera clara y con la máxima objetividad posible
– E de Expresar: dar a conocer, a la otra parte, como me hace sentir esa situación
– S de Sugerir: presentar posibles soluciones, formas alternativas de resolver la problemática surgida.
– C de Consecuencias: exponer posibles resultados que podrían obtenerse con el cambio de los comportamientos inadecuados.
Y así quedo:
(D) Hace una semana iniciamos el proceso para escoger qué detalles hacerles a las maestras de nuestros hijos e hijas. Creamos un documento para que cada una de las 25 familias mostraran su elección y lo envié por mail para que cada uno fuera anotando su decisión.
Enviaste un mail público donde expresabas que el proceso te parecía una pérdida de tiempo y que te agobiaba tanto mail. Por ello pedías que te borráramos del grupo.
(E) Puedo entender tu decisión aunque no la comparto. Según mi parecer has antepuesto tu objetivo individual al objetivo grupal. Has mostrado una falta de respeto hacia mi persona y todas las que hemos participado en la coordinación del proyecto . y, sinceramente, me he sentido ofendida.
(S) Para solucionar esta situación te tomo la palabra y procedo a eliminarte de estos comunicados. Si en algún momento quieres volver a integrarte, dímelo y te incluiré.
(C) Entiendo que esta decisión te aportará la calma necesaria para centrarte en otros proyectos. Te pido que entiendas también, que es posible que con esta decisión, pierdas información de primera mano e inmediata relacionada con el grupo.
Me la leí y esta vez conseguía, creo, mostrar mi objetivo y mi emocionalidad. Ofrecía una línea de actuación respetando mis necesidades y también respetando a la persona.
APRETE EL ENVIAR CONVENCIDA…