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Con nombre propio: Claudio Drapkin

Detrás de cualquier empresa están las personas y al fin al cabo son ellas, las personas, las que te van a acompañar en tu viaje de crecimiento, por eso queremos que las conozcas un poco más. Hoy te presentamos a Claudio Drapkin, fundador y socio de Solorelatio.

Claudio, cuéntanos quién eres y cómo llegaste a formar parte del equipo de Solorelatio.

Soy el fundador de este proyecto, que ya tiene 26 años de vida. El impulso que me llevó a crearlo fue un acto de decir no. Fue un acto de rebeldía. Decir no a una manera de hacer y dirigir personas y empresas. Mi impulso me llevó a empezar un camino que abriera posibilidades para que se empezara a definir una manera distinta de entender el éxito de las organizaciones. En donde resultados, personas y contexto se integraran de manera equilibrada, sana y productiva.

¿Qué haces exactamente en Solorelatio?

Intentar ir cerrando el gap entre el futuro lleno de necesidades de nuestros clientes y nuestro presente lleno de compromiso, ideas y capacidad de acción de nuestro equipo de consultores.

¿Cómo gestionas el estrés en el trabajo?

Saliendo en bici todas las mañanas que puedo para ver cómo amanece.  Luchando duramente con la dieta y encontrándome conmigo mismo en la meditación, o sea cuidando de mi cuerpo.

Creando condiciones de confianza y reciprocidad con mis socias y con el equipo para poder distribuir de la manera más equilibrada posible toda la tarea que hay por hacer. Pidiendo y ofreciendo ayuda es decir cuidando de mis relaciones.

Teniendo una vida rica de amistades fuera del trabajo. Una red de amistad sincera y llena de alegría.

Eso es mucho optimismo Claudio, seguro que tienes mil anécdotas. Nos encantan las batallitas ¿Cuál es la situación más extraña/rocambolesca que has vivido en tu trabajo?

Bufffff… el “pollo” más duro que recuerdo, pero con final feliz, fue una ocasión en la que nos pidieron que pusiéramos a trabajar juntos a dos centros de trabajo de una empresa industrial que se habían de integrar. Tenían diferencias estructurales profundas entre ambos centros: historias previas diferentes, salarios diferentes, procedencias geográficas diferentes, estructuras jerárquicas diferentes, procesos y culturas de trabajo diferentes…Y, el primer día que los juntamos, en la rueda inicial de presentaciones y expectativas se dijeron cosas como: “de aquí saldremos peor de cómo entramos”, “Esto no servirá para nada”; “Nos queréis enfrentar…”. De esta situación salí profundamente convencido de dos cosas. Una, que crear condiciones para que emerja el reconocimiento sincero entre las partes es pura magia relacional que rompe barreras y hace posible el encuentro y dos, que nuestro trabajo sirve, es útil.

¿Qué cosas valientes has hecho ya en tu vida?

Creo que una de las más valientes fue la decisión de dejar el camino de la carrera directiva en una empresa y lanzarme a crear una empresa propia. Y hacerlo sin agenda de clientes, sin posicionamiento, sin propuesta de valor clara pero lleno de compromiso y sentido. Y aquí seguimos.

¿Y hay arrepentimientos?

Más que arrepentimientos hay heridas. Sobre todo, las que han quedado y he dejado en personas por mis incompetencias relacionales. Aunque mi expertise son las relaciones, sigo siendo y seguiré siendo una persona imperfecta.

¿Sueños a realizar?

Crear una red de profesionales internacional que trabaja desde la mirada del valor total. Desde la confianza y desde la cooperación. Hacer una salida de 1 día en mi bici de montaña de más 100km… soy un aprendiz del tema y estoy en ello. Y visitar la Patagonia de Chile, mi país natal. Pero ese sueño ya lo he cumplido.

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