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¿Cómo es eso de ponerme en tus zapatos?

Casi siempre que en una sesión de trabajo preguntamos qué es la “empatía” o quién conoce su definición, sale la famosa frase de “ponerme en los zapatos del otro”.

Cuando la escucho, y aunque metafóricamente se entiende, a mí siempre me asalta una duda: si yo me pongo en tus zapatos, ¿con qué zapatos caminas tú? O, dicho de otra manera, cuando definimos la empatía como “ponerme en el lugar del otro”, si yo ocupo tu lugar, ¿dónde quedas tú?

Y es que, aunque esto parezca un juego de palabras quizás absurdo, en realidad nos lleva a reflexionar y resignificar lo que es la empatía.

¿Qué es la empatía?

Voy a huir deliberadamente de las definiciones tradicionales para describir la empatía con mis palabras, a partir de mi experiencia. Le empatía es la capacidad y la voluntad de hacer el esfuerzo mental y emocional de comprender a la otra persona, en su contexto, con sus circunstancias, sabiendo que NUNCA podremos realmente saber qué siente, cómo vive lo que vive, pero QUEREMOS aproximarnos a su mundo. Y lo hacemos sin juzgarla. La empatía implica ir más allá de lo que dicen las palabras y leer entre líneas, captar la esencia. E implica una auténtica “escucha activa”.

¿Calzar tus zapatos?

Creo que es relevante insistir en que ES IMPOSIBLE “calzar tus zapatos” o “ponerme en tu lugar” porque ese lugar lo ocupas tú y esos zapatos son tuyos, y yo, por más que quiera, no puedo ocupar un espacio que no me corresponde.

Posiblemente, es mucho más empático decir “no puedo ni imaginarme lo que sientes” que decir: “entiendo cómo te sientes”, cuando no has vivido esa situación, o, aunque hayas vivido algo similar, no puedes saber cómo lo vive otra persona.

Pero sí podemos acercarnos emocionalmente, comprender sin juzgar, escuchar sin relativizar y sin interpretar. Podemos hacer sentir a esa persona que estamos a su lado, y que sabemos que tiene razones que para ella son válidas para sentirse como se siente o actuar como actúa.

Dificultades para empatizar y algunas propuestas

Hasta aquí, quizá no hay mucho que nos sorprenda, porque el papel lo aguanta todo.

Pero cuando llevamos este contenido a nuestra realidad, aparecen las dificultades.

Veamos algunos ejemplos:

  • Dificultad: ¿Qué me ocurre cuando el equipo se muestra escéptico frente a una propuesta, o expresa resistencias ante un cambio? “Es que mi equipo se me rebota”, o “NO aceptan los cambios” son expresiones muy habituales que implican falta de empatía.
  • Propuesta: Nos ayudaría preguntarnos: ¿Qué le ocurre a mi equipo, o a esa persona, que la lleva a resistirse? ¿He intentado “acercarme” a sus zapatos?? 
  • Dificultad: ¿Qué pasa cuando me siento atacada, o atacado, por una discrepancia manifestada por alguien?
  • Propuesta: ¿Pienso en los motivos que tiene esa persona para pensar de forma diferente a la mía y así abrir mi comprensión desde la empatía? ¿Tal vez me ayudaría bajar mis defensas y escucharla desde la humildad…?
  • Dificultad: “Es que empatizo tanto que me llevo los problemas de todo el mundo a casa”.
  • Propuesta: Eso no es empatía, es confluencia. Implica que no sabes separar tu mundo emocional de las emociones y preocupaciones ajenas. La empatía pide salir de mi mundo, de mi zona de confort, de mis creencias, de mis valores para sumergirme en un mundo desconocido, el mundo del otro. Pero sólo por un momento. Aproximarme y salir. No puedo ser él. No puedo ser ella. Y no debo ser ni él ni ella. Soy yo misma, queriendo ofrecerle mi comprensión y mi cercanía. Y me separo para no confluir, porque en la confluencia dejamos de ser útiles para la otra persona.
  • Dificultad: ¿Y qué pasa cuando alguien me cae genial y digo “empatizo muy bien con XXXX”? Pues que estamos confundiendo la empatía con la simpatía.
  • Propuesta: Ese impulso natural hacia alguien es “simpatía” y puede llevar a una empatía espontánea. Pero la empatía, en muchas ocasiones, se ha de trabajar conscientemente. Por eso es especialmente útil y necesaria cuando no hay “empatía natural”.

Por tanto, qué es y qué no es empatía

Empatía es:

  • respeto por el mundo de la otra persona
  • escucha libre de juicio
  • comprender intelectualmente al otro
  • querer acercarnos emocionalmente al otro
  • Acercarme, ofrecer mi apoyo y “salir”

No es empatía:

  • Que me caigas genial (simpatía)
  • Decirte lo que has de hacer (consejo)
  • Creer que de verdad sé lo que sientes y lo que te pasa
  • Ocupar un lugar que no me corresponde, que sólo es tuyo
  • Confluir

Si quieres saber si eres o no eres una persona empática, te invitamos a explorar tus habilidades de escucha y empatía en nuestros Programas en abierto. Te esperamos!!

“La empatía reside en la habilidad de estar presente sin opinión”. 

Marshall Rosenberg

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