Blog

10 días después.. «Va por ti!»

Si no me fallan las cuentas, hoy es el décimo día de confinamiento…

El lunes pasado pensé en escribir un artículo. En ese momento, hubiera escrito sobre la ansiedad que estaba viviendo, sobre legitimar mi miedo, incluso la más que posible hipocondría que me hacía cuestionarme continuamente si tenía el COVID-19 o no (y que muchas amigas con las que hablaba compartían conmigo); el miedo también a hundirnos económicamente y a haber perdido el control de la situación, aunque en una clara negación de esta realidad  muchos de nosotros no parábamos de proyectar acciones posibles para un futuro que desconocemos cómo será. Estos días me he repetido mucho esta pregunta: Si el coronavirus es la evidencia de que no tenemos control sobre nada, ¿por qué nos cuesta tanto aceptarlo, dejar de “querer controlar”?

Es obvio que la percepción de tener el control nos tranquiliza, nos devuelve cierta seguridad. Pero esa seguridad es sólo una ilusión. No sabemos qué pasará, ni cuándo terminará, ni qué escenario tendremos después.

Volviendo a lo que pensaba escribir hace una semana, mi socia Elizabeth Díaz colgó un vídeo sobre las emociones en tiempos de crisis. Y también Marta, mi otra socia,  compartió sus recomendaciones sobre la responsabilidad y el compromiso y algunos buenos hábitos que nos podían ayudar, y entonces Claudio, mi socio, colgó también dos vídeos sobre el entorno VUCA en el que nos movemos y sobre la imperiosa necesidad de Confiar y Cooperar… Cada día íbamos compartiendo nuestras reflexiones (os recomiendo todos los vídeos, por supuesto!),  y ellos iban más rápido que yo en materializar las ideas que queríamos compartir…

Así que mi falta de reacción inmediata me iba dejando sin temas… hasta hoy!

Pues sí, hoy he decidido escribir mis reflexiones de esta mañana, 10º día de confinamiento.

Lo primero que quiero compartir es que he decidido vivir el presente, el día de hoy. He decidido informarme y no “sobre informarme” ni “mal informarme”, y concentrarme en lo concreto.

Además de poner el foco en el presente, en el aquí y ahora, hoy quiero deciros qué otras actitudes me están ayudando por si también os sirven a vosotr@s:

Por un lado, un sentimiento profundo de “algo” que va mucho más allá de la empatía: cada momento en que me siento agobiada, en que noto el cansancio por no poder salir a la calle y hacer una vida normal, o que añoro abrazar a mis seres queridos pienso, primero, en los enfermos que están solos en sus camas de hospital. Pienso en sus miedos, en su encierro y en su inmovilidad, en su absoluta necesidad de un contacto querido que no pueden tener… en su más que posible desespero… Y entonces vuelvo a mirar mi realidad, mi maravilloso 10º día de confinamiento en que no me ha faltado “nada”: he podido estar en casa, he podido comer y beber gozando de salud, no he necesitado ayuda médica, he podido dormir abrazada a mi pareja y ver sanos a mis seres queridos… Incluso he podido continuar trabajando!!!!  Y entonces me siento tan afortunada que cojo mis “neuras” – a las que trato con mucho respeto-, las relativizo, y pensando en todos esos enfermos hospitalizados les envío un brindis de amor, así, como quien alza su copa, les visualizo de forma individual, y le digo a cada uno: “Va por ti! Te envío con mi brindis mis sinceros deseos de una pronta recuperación.”

Igualmente, cuando me noto cansada, con ganas de aflojar en mis rutinas diarias (esas que todos nos ponemos porque efectivamente nos ayudan a manejar una situación psicológicamente muy difícil de llevar), me pongo en el lugar de todos los médicos y enfermeras y de todo el personal sanitario que no pueden aflojar, que están dejándose la piel, que están sin dormir, y poniendo en riesgo su vida, y eso me hace decirme: ¡Venga, un poco más, ellos no pueden aflojar. No aflojando tú, también les ayudas!! Y de nuevo, en un gesto de gratitud infinita por su trabajo, me repongo y les digo: “Va por ti! Yo también puedo esforzarme más, trabajar un poco más, sostener esta situación un poco más”.

En definitiva, estoy viviendo el presente, mi  Hoy, y lo estoy viviendo dejándome sentir la conmoción de los que sufren, acompañándoles emocionalmente, como si pudiera ponerme en su lugar –esa es otra ilusión!-.

Y como si de una ofrenda se tratara, les entrego mi esfuerzo y mi amor a unos, mi reconocimiento y gratitud a los otros, y me doy cuenta de que también en estos días de pandemia yo estoy siendo una afortunada, una privilegiada. Y mañana, Dios dirá. Voy a vivir el HOY: “Va por todos vosotros!”

Relacionados

CADA 2 SEMANAS
PUBLICAMOS UN ARTÍCULO.
NO TE LO PIERDAS.
SUSCRÍBETE AHORA.