Dando contexto
En nuestro día a día seguro que hemos escuchado hablar del estrés. Compañeros de trabajo, amigos, estudiantes, multitud de gente ha sufrido o conoce en mayor o menor medida a este desagradable sujeto. Al fin y al cabo es un tema que está en boca de todos y desafortunadamente un gran número de gente lo sufre en algún momento de su vida. El estrés se puede deber a muchas causas y se da en diferentes situaciones o contextos pero hoy nos centraremos en el estrés laboral.
Pese a que el estrés en el trabajo sea bastante común y todos lo conozcamos quizá no le estamos dando la importancia que deberíamos ni viendo la verdadera magnitud del problema. Es por ello que me gustaría compartir unos datos de la EU-OSHA (Agencia Europea de la Seguridad y Salud en el Trabajo) que ponen de manifiesto el peso que realmente tiene:
- Actualmente el estrés relacionado con el trabajo constituye el segundo problema de salud en el trabajo más frecuente.
- Afecta al 28% de los trabajadores, lo que en la Unión Europea se traduce en más de 40 millones de personas.
- Esto supone un coste para la U.E. de más de 20.000 millones de euros en horas de trabajo perdidas y costes sanitarios.
Consecuencias
El estrés presenta multitud de consecuencias negativas, las respuestas emocionales se caracterizan por una mayor irritabilidad, ansiedad, un desánimo y fatiga habituales así como una tendencia a desarrollar relaciones problemáticas.
Respecto al nivel cognitivo destaca la más notable dificultad de concentración, problemas de memoria, dificultad para aprender cosas nuevas, también para tomar decisiones y en general un marcado pensamiento negativo.
En el aspecto comportamental es frecuente observar conductas como la torpeza y la negligencia, la impuntualidad, en ocasiones se pueden adoptar estrategias no saludables para afrontar el estrés como bien son el consumo de sustancias adictivas o no saludables, también es posible encontrarse con un comportamiento más violento o agresivo hacia los demás.
El estrés, pese a ser un malestar psicológico, también puede presentar diferentes afectaciones físicas en el individuo, entre las que destacan: enfermedades cardiovasculares, taquicardias, dolor de cabeza, malestares y afectaciones gastrointestinales entre otros. Cuanto más perdure más graves serán sus consecuencias.
Pero no todas las consecuencias negativas del estrés las sufre el trabajador, la organización también se resiente si el estrés laboral surge en su plantilla. Entre las principales afectaciones encontramos: el aumento del absentismo y presentismo laboral, crecimiento de la rotación, bajada del rendimiento, una mayor tasa de accidentes laborales según el sector, mayor insatisfacción laboral, disminución de la motivación y una menor implicación y compromiso con la organización. Esto a grandes rasgos se traduce en mayor o menor medida en un aumento de los costes de personal y una reducción de la producción, por no hablar de que nos encontramos en un entorno organizacional que resulta nocivo para la salud de los trabajadores.
Es normal llevarse las manos a la cabeza al observar todas estas consecuencias por la aparición del estrés laboral, tanto para el individuo como para las organizaciones. No obstante, no todo está perdido, podemos tomar iniciativas al respecto para tratar de eliminarlo o reducirlo en la medida de lo posible. Revisando diferentes artículos y guías acerca del estrés podemos encontrar multitud de técnicas, metodologías o herramientas para trabajar con ello, a continuación he recogido las más frecuentes y significativas.
Estrés positivo y negativo
Otro factor a tener en cuenta y que quizá no es tan conocido es la existencia de dos tipos de estrés, el estrés positivo y negativo.
El eustrés o estrés positivo es aquel que nos permite motivarnos, mejorar la productividad y tratar de superarnos frente a nuevas metas o desafíos. Mientras que el distrés o estrés negativo es aquel que nos hace sentirnos inseguros alrededor de alguna situación concreta. En estos casos se asocia con la angustia y la sensación de sentirnos abrumados y ansiosos; lo que comúnmente entendemos como estrés.
Realmente lo que hace que una persona experimente uno u otro tipo de estrés es la percepción que tiene de sí, de sus recursos y de la situación estresante a la que se enfrenta. La diferencia principal es cómo percibes la situación estresante y si piensas que está bajo tu control o no.
Lidiar, gestionar y reducir el estrés
Entre las diferentes estrategias y actividades para reducir el estrés podemos diferenciar entre aquellas iniciativas que pueda llevar a cabo la organización o bien lo que pueda hacer cada individuo para tratar de manejar sus niveles de estrés.
Hay que tener en cuenta también que una parte de los riesgos psicosociales que pueden derivar en estrés son naturales de nuestra vida laboral, como bien puede ser la incertidumbre o desafíos que nos podamos encontrar. Por lo que quizá no podemos pretender eliminar las fuentes de estrés completamente, pero sí reducirlo en la medida de lo posible
- Identificar
Una de las cosas que podemos empezar a hacer es tratar de identificar el motivo o la causa del estrés laboral en nuestra organización. Si tenemos claridad sobre las situaciones que provocan estrés podemos tratar de eliminarlas o reducirlas.
- Normalizarlo/ hablar de ello
En la misma línea, una de las formas más efectivas de tratar el estrés es simplemente hablar de ello, generar espacios de diálogo en los que los trabajadores tengan la oportunidad de discutir lo que tengan en mente, ya sean obstáculos, factores estresantes e incluso logros. Además esta actividad puede generar más unión entre los miembros del equipo y si se realiza regularmente puede favorecer que los empleados se sientan más cómodos y seguros a hablar con franqueza.
- Cuidarnos físicamente
A nivel individual podemos plantear diversas iniciativas que ayuden a los trabajadores a reducir su nivel de estrés. La principal y que seguro hemos escuchado en diversas ocasiones es incentivar el hacer ejercicio. Practicar algún tipo de actividad física de forma regular y que nos sea agradable es fundamental.
Todos sabemos los grandes beneficios que el ejercicio supone para nuestro organismo, y los beneficios que aporta al estrés no son menos. Segregamos endorfinas lo que nos ayuda a sentirnos mejor tanto emocional como físicamente y aumenta la confianza en nosotros mismos. También nos permite desconectar la mente así como a conciliar el sueño con más facilidad (cosa que en situaciones con un alto nivel de estrés puede verse afectado también).
Este apartado también incluye la importancia de mantener una dieta regulada y saludable como herramienta para prevenir el estrés. Necesitamos un equilibrio energético correcto para enfrentar las demandas del entorno.
- Estar en contacto con uno mismo
Otra de las iniciativas que podemos poner en práctica es la de practicar algún tipo de técnica de relajación. En estos casos es de vital importancia saber parar, desconectar la mente y respirar.
Una idea es practicar la relajación Jacobson, esta técnica nos permite en pocos minutos ir trabajando la tensión y distensión de diferentes músculos progresivamente. Con lo que conseguimos liberar las tensiones acumuladas en nuestro cuerpo.
Por otra parte tenemos también el mindfulness, este nos permite desarrollar un estado de atención para tomar conciencia del aquí y ahora. Practicarlo habitualmente nos permite fomentar la resiliencia, los recursos de afrontamiento, mejorar la concentración y la memoria así como a reducir el estrés.
En los últimos años estas técnicas han ganado popularidad y seguramente hayamos oído hablar bastante de ellas. No obstante, podemos practicar cualquier otra técnica de meditación o relajación que prefiramos, la que se adhiera más a nuestras preferencias e intereses.
- Dejar de hacer tanto
Es cierto que puede ser complicado dejar cosas de lado teniendo agendas apretadas y multitud de tareas pendientes. Pero en ciertas ocasiones, si vemos que nuestro estrés no se reduce y nos encontramos abrumados podemos tratar de dejar de hacer (en la medida de lo posible) algunas de las tareas que nos producen estrés.
En conclusión, me parece necesario hablar de este tema e intentar darlo más a conocer ya que desgraciadamente es algo muy frecuente en los entornos laborales actualmente. Creo que es fundamental concienciarnos de la importancia y las consecuencias en las que pueden desembocar.. Es muy probable que en algún momento de nuestras vidas pasemos por este tipo de situaciones o bien veamos a nuestros compañeros o trabajadores pasar por ellas.
Es fácil ver todos estos datos y consecuencias desastrosas y desesperarnos frente a estas circunstancias. Por eso mismo, teniendo unas pautas y estrategias claras podemos hacer mucho por mejorar la salud de las personas y las organizaciones.