Estamos ya en diciembre, y pensaba en este cierre de año tan complejo que tenemos, con unas elecciones en un jueves y 21 de diciembre. Posiblemente estamos más pendientes de la campaña electoral que de lo propio en estas fechas: preparar la navidad, disfrutar del ambiente cálido de esta época, anticiparnos ya al deseo de un merecido descanso de unos cuantos días…
¿Y por qué agridulce? De entrada, hemos sufrido un atentado en Barcelona y Cambrils, con sus repercusiones en Ripoll, lugar donde vivían los terroristas; hemos sentido miedo por la división política y por la propia seguridad, y se ha resetido la economía.
Por otro lado, se ha querido iniciar un proceso de Independencia que con seguridad ha hecho que muchas personas que lo deseaban pusieran ilusión y se solidarizaran alrededor de dicho deseo mientras que otras se posicionaban a favor de mantener la unión con España (que no significa defender determinados partidos…).
Y opino que estos procesos, duros y tensionantes, nos hacen estar más vivos, nos llevan a saber o replanternos qué queremos y por qué luchamos, nos hace como sociedad más conscientes. Nos sacuden del letargo en el que nos dejamos caer cuando todo funciona sin más. Aunque desde vivencias claramente opuestas, es un año en el que hemos sentido que se violaba la democracia y que se estaba defendiendo la democracia; es un año en el que hemos sufrido terrorismo y agresiones pero que “gracias” a ello hemos visto a la gente unida en manifestaciones claramente pacíficas y gritando “No tinc por”, conscientes de que necesitamos estar unidos. Valores universales como Democracia y Paz están en boca de todos… Una consecuencia de esta sacudida que nos está dando la vida es que se prevé una participación del 80% el 21D, muy por encima de la media. Y es porque nos hemos despertado y somos conscientes de que todos construimos el futuro en el que vamos a vivir.
Unión y división. Miedo y confianza. Ilusión y decepción… Y todo ello a partes iguales. Agridulce.
Y en esta incertidumbre del qué pasará yo me estoy planteando que en la vida todo pasa por algo y para algo… y que lo mejor en estos momentos es vivir el presente con la conciencia despierta y dejar que la vida fluya. Pensando en esto, recordaba aquel antiguo cuento chino que narraba Anthony de Mello (Sadhana, un camino de oración, SAL TERRAE, 1992):
Un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus vecinos le consideraban afortunado porque tenía un caballo con el que podía arar su campo. Un día el caballo se escapó a las montañas. Al enterarse los vecinos acudieron a consolar al granjero por su pérdida. “Qué mala suerte”, le decían. El granjero les respondía: “mala suerte, buena suerte, quién sabe”.
Unos días más tarde el caballo regresó trayendo consigo varios caballos salvajes. Los vecinos fueron a casa del granjero, esta vez a felicitarle por su buena suerte. “Buena suerte, mala suerte, quién sabe”, contestó el granjero.
El hijo del granjero intentó domar a uno de los caballos salvajes pero se cayó y se rompió una pierna. Otra vez, los vecinos se lamentaban de la mala suerte del granjero y otra vez el anciano granjero les contestó: “Buena suerte, mala suerte, quién sabe”.
Días más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Los aldeanos, ¡cómo no!, comentaban la buena suerte del granjero y cómo no, el granjero les dijo: “Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?”.
¿Y cómo ha sido este año para SOLO Consultores? ¿Buena suerte o mala suerte? Por un lado, en 2017 hemos vivido uno de los momentos más mágicos de nuestra historia, la publicación del libro “La Empresa Total”, con la validación en el mercado de nuestro modelo de tipología de empresas y la primera puesta en práctica del Total Value Índex en una empresa del sector tecnológico. Y también hemos sufrido la parálisis de proyectos en el último trimestre y nos hemos confrontado con nuestras diferencias en el campo ideológico. Y todo esto nos ha llevado a disfrutar del éxito y también a aceptar el “fracaso”; a estar más alertas para no dejar de luchar, y a reflexionar sobre el auténtico significado de la palabra EMPATÍA. ¿Buena suerte o mal suerte? APRENDIZAJE Y CRECIMIENTO!!
Felices fiestas y a por un 2018 que nos depare lo que tenga que ser!!