Una de las actividades de ocio que más me relajan es ver cine “en casa”. Esto incluye desde series de TV a películas de acción, el drama y la historia. El problema es que, hasta en ese momento de desconexión y relajo, la mirada “consultora” no me abandona y me es imposible dejar pasar una escena o incluso una película completa si le veo una aplicación a mi trabajo.
Este ha sido el caso, por ejemplo, de “Money Ball”, en la que podemos ver los aciertos y los fallos en la puesta en práctica de un proceso de innovación y cambio. O el caso de “Marea Roja”, en el que el choque de los personajes muestra las virtudes y defectos de dos estilos de dirección y liderazgo y, a la vez, las consecuencias de una mala gestión de un conflicto.
Es así como hace unas semanas tuve la oportunidad de disfrutar de “Experimenter”, un film que cuenta la historia de los experimentos realizados sobre la “obediencia a la autoridad” por el psicólogo Stanley Milgram en 1961 en la Universidad de Yale.
Lo que plantea el experimento y sus resultados es de vital trascendencia para entender las implicaciones del ejercicio de la autoridad en estructuras organizativas regidas en base a jerarquías en donde se institucionaliza el poder formal. En definitiva el uso del poder.
Lo que se sabe y describe en algunas fuentes[1] sobre el experimento es lo siguiente
La Preparación del Experimento
Milgram creó un «generador de descarga» eléctrica con 30 interruptores. El interruptor estaba claramente marcado en incrementos de 15 voltios, oscilando entre los 15 y 450 voltios.
También puso etiquetas que indicaban el nivel de descarga, tales como «Moderado» (de 75 a 120 voltios) y «Fuerte» (de 135 a 180 voltios). Los interruptores de 375 a 420 voltios fueron marcados «Peligro: Descarga Grave» y los dos niveles más altos de 435 a 450 fueron marcados «XXX».
El «generador de descarga» era en realidad de mentira y sólo producía sonido cuando se pulsaban los interruptores.
Se reclutaron 40 sujetos (hombres) por correo y por un anuncio en el periódico. Creían que iban a participar de un experimento sobre la «memoria y el aprendizaje».
En la prueba, a cada sujeto se le informó claramente que se le iba a pagar por ir y que conservaría el pago «independientemente de lo que pasara después de su llegada».
Luego, el sujeto conoció a un «experimentador», la persona que dirigía el experimento, y a otra persona que se la indicó como otro sujeto. El otro sujeto era en realidad un cómplice que actuó como sujeto. Se trataba de un contador de 47 años.
Los dos sujetos (el sujeto verdadero y el cómplice) sacaron un papel para saber quién iba a ser un «maestro» y quién un «aprendiz». El sorteo fue falso, ya que el sujeto verdadero siempre obtendría el papel de «maestro».
El maestro vio que el aprendiz estaba atado a una silla y tenía electrodos. Luego, el sujeto fue ubicado en otra habitación delante del generador de descarga, sin poder ver al aprendiz.
La Pregunta de Investigación
El Experimento fue realizado para obtener respuesta a la siguiente pregunta:
«¿Cuánto tiempo puede alguien seguir dando descargas a otra persona si se le dice que lo haga, incluso si creyera que se le pueden causar heridas graves?”
El Experimento
El maestro fue instruido para enseñar pares de palabras al aprendiz. Cuando el alumno cometía un error, el maestro debía castigar al aprendiz por medio de una descarga, con 15 voltios más por cada error.
El aprendiz nunca recibió las descargas, pero cuando se pulsaba un interruptor de descarga se activaba un audio grabado anteriormente.
Si se llamaba al experimentador que estaba sentado en la misma habitación, éste respondía con una «provocación» predefinida («Continúe, por favor», «Siga, por favor», «El experimento necesita que usted siga», «Es absolutamente esencial que continúe «, «No tiene otra opción, debe continuar»), empezando con la provocación más suave y avanzando hacia las más autoritarias a medida que el sujeto contactaba al experimentador.
Si el sujeto preguntaba quién era responsable si algo le pasaba al aprendiz, el experimentador respondía: «Yo soy responsable». Esto brindaba alivio al sujeto y así muchos continuaban.
Resultados y Conclusiones[2]
Durante la mayor parte del experimento, muchos sujetos mostraron signos de tensión y angustia cuando escuchaban los alaridos en la habitación contigua que, aparentemente, eran provocados por las descargas eléctricas. Tres sujetos tuvieron “ataques largos e incontrolables” y si bien, la mayoría de los sujetos se sentían incómodos haciéndolo, los cuarenta sujetos obedecieron hasta los 300 voltios mientras que 25 de los 40 sujetos siguieron aplicando descargas hasta el nivel máximo de 450 voltios.
Esto revela que el 65% de los sujetos llegó hasta el final, inclusive cuando en algunas grabaciones el sujeto se quejaba de tener problemas cardíacos. El experimento concluyó por el experimentador tras tres descargas de 450 voltios.
Las conclusiones del experimento a las que llegó Milgram pueden resumirse en los siguientes puntos:
- Cuando el sujeto obedece los dictados de la autoridad, su conciencia deja de funcionar y se produce una abdicación de la responsabilidad.
- Los sujetos son más obedientes cuanto menos han contactado con la víctima y cuanto más lejos se hallan físicamente de ésta.
- Los sujetos con personalidad autoritaria son más obedientes que los no autoritarios
- A mayor proximidad con la autoridad, mayor obediencia.
- A mayor formación académica, menor intimidación produce la autoridad, por lo que hay disminución de la obediencia.
- Personas que han recibido instrucción de tipo militar o con severa disciplina son más propensos a obedecer.
- Hombres y mujeres jóvenes obedecen por igual.
- El sujeto siempre tiende a justificarse a sus actos inexplicables.
Un pregunta… ¿Creéis que alguna de estas 8 conclusiones no es aplicable a los contextos de autoridad en las organizaciones?
Y una cifra para recordar… un 65% de personas “normales” serían, según lo observado, capaces de llegar hasta el final en la ejecución de un castigo obedeciendo a la autoridad.
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[1] https://explorable.com/es/el-experimento-de-milgram
[2] https://psicologiaymente.net/social/experimento-milgram-crimenes-obediencia-autoridad