¿o no me preparo para que me entiendan?
¿Cuántas veces has pensado o dicho esta frase después de una reunión o una conversación difícil con tu equipo?
🌟 La comunicación empieza mucho antes de abrir la boca.
A menudo creemos que el problema está en el otro:
- “No me prestan atención.”
- “No quieren entender.”
Pero muchas veces el reto no está en la falta de escucha del otro, sino en cómo preparamos y transmitimos nuestro mensaje.
– Comunicar no es solo hablar.
Es construir un puente entre lo que yo quiero expresar y lo que la otra persona necesita escuchar para recibirlo.
Cuando no tenemos claro qué queremos transmitir, llenamos el mensaje de palabras, detalles o explicaciones… y lo esencial se pierde.
Si además ignoramos qué le importa al otro, qué le preocupa o qué lenguaje entiende, el puente se queda a medias.
– Preparar la comunicación no es un lujo. Es una habilidad estratégica.
Pasos que marcan la diferencia:
- Aclara tu objetivo: ¿Qué quieres que la otra persona entienda, sienta o haga después de escucharte?
- Piensa en el otro: ¿Qué necesita esa persona para comprenderte? ¿Qué le motiva o le preocupa?
- Adapta el mensaje: Ajusta tono, palabras y ejemplos a su realidad.

Hoy, en una dinámica con un equipo, hicimos un ejercicio que habla por sí solo.
Les mostramos una imagen clara y concreta: cuatro escenas dibujadas en una sola lámina.
La consigna era sencilla: cada persona describía la imagen a la siguiente sin mostrarla.
Lo que empezó siendo un dibujo nítido terminó, tras varias “traducciones”, en algo completamente distinto.
Las figuras se deformaron, detalles se perdieron y algunos elementos aparecieron donde no estaban.
Fue la versión visual del “teléfono escacharrado” y mostró en vivo cómo, aun con la intención de escuchar y transmitir bien, el mensaje se distorsiona inevitablemente.
De ahí surgieron tres grandes distorsiones que vemos a diario en las conversaciones:
– Generalizaciones: “Siempre pasa lo mismo”, “Nunca lo conseguimos”…
– Omisiones: damos por hecho que el otro ya sabe todo el contexto y dejamos datos fuera.
– Reinterpretaciones: el mensaje se transforma según la experiencia, emociones o creencias de quien escucha.
Por lo tanto, para contrarrestar su impacto proponemos dos pasos muy sencillos:
- Tomar conciencia de que estos filtros siempre están presentes.
- Sustituirlos deliberadamente:
- A las generalizaciones, especificar.
- A las omisiones, completar.
- A las reinterpretaciones, clarificar.
La próxima vez que pienses “no me escuchan”, pregúntate antes:
– ¿Me preparé para ser entendido?
– ¿Pensé en lo que el otro necesitaba escuchar?
🌟 La comunicación empieza mucho antes de abrir la boca.
Des Solorelatio tenemos una formación específica sobre este tema. Nuria Povill, mi socia, dirige e imparte el programa Comunicar con Impacto para ayudarnos tomar conciencia de la importancia de la comunicación.
💬 Y tú, recuerdas alguna conversación en la que el mensaje se distorsionó más de lo esperado? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?