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Momentos “enchufe”: Espacios de conexión y descompresión

Empezar un escrito diciendo que la pandemia ha cambiado radicalmente nuestros hábitos y rutinas de trabajo no parece lo mejor para captar el interés del lector. Se ha escrito tanto sobre eso que poco más debe quedar ya por decir. Pero quiero abordarlo desde un aspecto concreto y eminentemente práctico.

Tengo en la cabeza una amalgama de argumentos que tienen que ver con el síndrome de Burnout, la salud mental, el estrés laboral, el repunte de bajas médicas laborales por ansiedad y, sí, las secuelas que nos ha dejado la pandemia. Todos ellos para explicar algo en realidad muy sencillo: lo bien que va encontrar espacios de conexión y desconexión entre nuestras dos “vidas”, la profesional y la personal, para mejorar nuestro bienestar personal.

Me explico. Normalmente nuestras dos versiones, profesional y personal, están llenas de ocupaciones y preocupaciones que nos tienen la agenda llena. Tener la cabeza ocupada con ellas es sano (hasta un cierto punto, claro está), el problema parece aparecer cuando hay exceso de transferencia entre ambos “mundos”. “Llevarnos los problemas del trabajo a casa” o “Dejar que las preocupaciones de casa afecten al trabajo” son frases muy utilizadas.

Y esta transferencia está demostrado que es una fuente de estrés “del malo”, de ese que cansa, quema y bloquea.

No deja de ser curioso que con el regreso a la presencialidad laboral, uno de los aspectos que más se menciona en las encuestas es lo mucho que se ha echado de menos el trayecto físico hacia el trabajo, que obviamente se perdió con el “lockdown” y se ha limitado con la proliferación del teletrabajo. No disponer de ese espacio físico y temporal para separar ambos niveles nos generó, dicen los datos, estrés y malestar. Bajo mi punto de vista no es tanto por la parte física sino por la mental.

No deja de ser curioso que con el regreso a la presencialidad laboral, uno de los aspectos que más se menciona en las encuestas es lo mucho que se ha echado de menos el trayecto físico hacia el trabajo

Nos ayuda el tener una especie de “burbuja” espacio-temporal que nos sirva de desconexión de “casa” y conexión con el trabajo y viceversa. Nos reduce el nivel de preocupación y afrontamos la otra parte en mejores condiciones. Desciende la irascibilidad y tomamos mejores decisiones. Y nuestra salud mental (y la de los que nos rodean) se resiente positivamente.

Ahora que hemos aprendido esto, ¿qué os parece si hacemos por proteger estos ámbitos de conexión y descompresión? No es nada nuevo, de hecho los pubs británicos han cumplido siempre una función similar. Una visita rápida, una charla animada con amigos, una cervecita…y para casa. En realidad, leí que parte del posicionamiento exitoso inicial de la cadena Starbucks proviene de ahí: la modernización del concepto de espacio de descompresión y conexión, proveer un lugar agradable para que tenga lugar la transición entre “casa” y el trabajo y al revés.

Se trata de micro-momentos, no me refiero a actividades que exijan mucho tiempo. En realidad, unos pocos minutos pueden bastar si se producen en las condiciones de conexión o descompresión adecuadas. En concreto, a mi me sirve quedarme en el coche o sentado en un banco en la calle escuchando música rock a buen volumen. Unos minutos y ya está. Listo para conectar con mi “otro lado” con menor transferencia. Es decir, si después de la jornada laboral por ejemplo voy a hacer deporte, esta estrategia me ayuda a afrontarlo mejor. En mi caso no es que el deporte cumpla esta función de descompresión, sino que necesito un espacio específico más corto para conectarme con la actividad física para desarrollarla bien y sacarle todo el partido.

El teletrabajo como decíamos no facilita este espacio ya que nos hemos habituado a empalmar una cosa con otra casi sin solución de continuidad y sin movernos del sitio. Recomiendo forzarlo. Por ejemplo, escribir y compartir estas líneas (para mi escribir es terapéutico y me relaja el cerebro) se me ha ocurrido en uno de esos momentos de descompresión, entrando en el Parque del buen Retiro en Madrid a las siete de la tarde, al acabar una sesión de trabajo online.

nos hemos habituado a empalmar una cosa con otra casi sin solución de continuidad y sin movernos del sitio

Después de entrar en ese maravilloso parque, tumbarme en el césped y respirar hondo durante 5 minutos, he decidido cocinar algo diferente para cenar. Me he conectado con mi esfera personal desde un lugar más limpio y creo que he tomado una decisión mejor.

Tengo además la sensación de que si soy capaz de introducir un micro-momento de estos entre tarea y tarea durante el propio desempeño profesional o personal, mi efectividad aumenta, ya que me conecto mejor con lo siguiente que tengo que hacer que si lo hago de corrido.

Y como dicen que las cosas que no tienen nombre no existen, y aunque no he inventado absolutamente nada, me he venido arriba y he decidido ponerle un nombre para bautizar estos momentos: les he llamado “momentos enchufe”.

Seguro que tenéis al menos uno, aunque quizá no era consciente. ¿Cuál es vuestro “momento enchufe”?

 

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