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Líder-haz-algo … tienes 4 retos

Desde hace más de 20 años me dedico a acompañar equipos y organizaciones. La mayoría de mis intervenciones, de consultoría o de desarrollo, tienen que ver con trabajar el liderazgo. ¿Qué puedo decir del liderazgo que no se haya estudiado, dicho o escrito ya?

A lo largo de los años se han desarrollado diferentes teorías y marcos que nos permiten identificar y entender mejor los diferentes estilos de liderazgo, es decir, las diferentes maneras de ejercer el liderazgo.

Algunos de los estilos más conocidos son: laisser-faire, autocrático, democrático, carismático, orientado a la persona o a la tarea, visionario, situacional, transaccional, transformacional, entre otros.

También se han utilizado metáforas para hablar de las habilidades de un líder. El entorno Bani ha hecho que haya un cambio de paradigma y la metáfora del ”director de orquesta”, para hablar de las cualidades de un líder, ahora ha sido sustituida por la de “la banda de jazz” donde el líder comparte protagonismo con sus compañeros y todos crean, fluyen, participan e innovan.

Y por supuesto están las secuencias de películas para ilustrar alguna de las principales cualidades. Quién no ha visto la escena de Gladiator (es conocido que Guardiola la usó con la plantilla cuando estuvo en el Barça) o el discurso de Willian Wallace en Braveheart. Es un recurso muy utilizado por los consultores que acostumbramos a usarlas para reforzar el trabajo en equipo, la motivación, comunicación, etc.

La mayoría de las teorías, metáforas y escenas se centran en describir qué hace el líder en relación con su equipo y las ventajas e inconvenientes de ese estilo. Pero el liderazgo tiene más dimensiones. El equipo -los colaboradores directos- es una de ellas. Pero si un manager se centra exclusivamente en potenciar sus habilidades para influir en sus colaboradores es como si fuera con las luces cortas.

Las dimensiones del líder

Me explico. Precisamente por lo que implica el rol del manager, director, responsable o como le queramos llamar, desarrollar solamente esta dimensión no da respuesta a lo que, hoy en día, se espera de esta figura.
Hoy es necesario que haga un trabajo de introspección, de toma de conciencia de sus valores y creencias. Conocerse a uno mismo requiere preguntarse ¿de dónde vengo?, ¿qué hitos han sido más significativos en mi historia?, ¿qué talentos tengo?, ¿qué me gusta y qué no me gusta? Requiere revisar con humildad nuestras fortalezas y también nuestras áreas de mejora. Y también preguntarnos qué liderazgo queremos ejercer. Es necesario desarrollar el autoliderazgo, ya que si no somos capaces de influir en nosotros mismos no podremos ser referentes para los demás.

Así, ésta es la 1ª dimensión a revisar y trabajar, la personal.

La 2ª dimensión es la organización, la que mayormente he descrito a al inicio del post y que incluye el desarrollo de los colaboradores, conociéndolos, escuchándolos, estableciendo relaciones de colaboración, reconociendo su aportación para que se sientan comprometidos. Es la dimensión que trabaja el liderazgo relacional.

La 3ª dimensión se refiere a otro elemento presente en algunos de los estilos nombrados: el negocio. Se trata de un liderazgo operacional, que tiene que ver con la gestión que hacemos de los resultados, con cómo trabajamos y ayudamos a la excelencia operacional.

Pero en pleno s. XXI un líder tiene la “obligación” de mirar al entorno, la 4ª dimensión. Ha de mirar a su mercado, independientemente del nivel organizativo en el que esté. Es un imperativo escuchar, observar qué está pasando, cuáles son las tendencias, a qué está dando respuesta nuestra empresa, tener una visión estratégica que nos permita anticipar qué podemos hacer para adaptarnos e innovar. Se trata de ejercer un liderazgo estratégico para ayudar a su organización a desarrollar la capacidad de adaptarse para seguir existiendo y siendo única.

Y tirando del hilo de las metáforas, nosotros utilizamos una para definir a las organizaciones: las consideramos “organismos vivos” porque son un sistema humano complejo, en un determinado entorno y con un propósito, con el objetivo de seguir existiendo. Y donde el papel del líder es vertebrador.

Todos los estilos de liderazgo existentes son válidos, aportan un marco de actuación, herramientas y claridad, pero hoy el reto es mayor, el reto es ejercer un liderazgo sistémico, que integre a todos los actores, niveles y características. Que sea capaz de conservar aquello que es identitario y nuclear al mismo tiempo que está en constante evolución y adaptación. Por eso le llamamos Total.

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