Nota para el lector: Este post es una síntesis del artículo de Marina Benítez, “Del ‘offboarding’ al ‘team building’: cómo la jerga laboral se ha pervertido para atomizarnos y hacernos currar más”, publicado por Eldiario.es. Desde aquí mi reconocimiento e intención de que las ideas que plantea se difundan aún más. Las frases o párrafos entrecomillados y en negrilla son textuales de Marina.
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Hay una situación que creo que todos estamos viviendo en los últimos años y presenciando en nuestro día a día. Se trata de la aparición y popularización de multitud de términos, mayormente anglicismos, que hacen referencia a diferentes aspectos, ámbitos y conceptos del entorno laboral.
Seguro que muchas veces hemos escuchado palabras como soft skills, onboarding, team building o burnout, y es que en nuestro contexto cada vez son más y cada vez están más presentes. Quizá no nos damos cuenta, pero estos términos construyen una nueva realidad transformando “muchos espacios laborales es simulaciones de un mundo ideado por Mr. Wonderful”.
Estos eufemismos en muchos casos lo que acaban haciendo es “blanquear la realidad” de lo que representan, en el sentido de que no reflejan todo lo que la palabra implica realmente.
Una palabra tan habitual como onboarding, que entendemos como incorporación, lo que hace es camuflar y evitar que lo asociemos a todos los procesos, burocracia y trámites que pueden alargarse durante varios meses: “Lo que onboarding esconde es un proceso que puede durar meses y, en muchas ocasiones, ser desesperante”.
Quizá uno de los más comunes es el tan hablado team building. En este claramente se define la ‘construcción’ de las relaciones de forma forzada y artificial con el objetivo final de aumentar la motivación y por ende la productividad. Estas situaciones en las que se trabaja el team building también pueden acabar siendo un estresor adicional para el trabajador, en las que tiene que demostrar sus capacidades sociales como si fuera sometido a un medidor más.
Uno de los casos más evidentes de este blanqueamiento de la realidad es con el burnout, ya que este “diluye la realidad del estrés laboral al que muchos trabajadores se ven sometidos”, y no solo eso, sino que también esconde todo lo que hay detrás; el malestar y el sufrimiento que eso conlleva para la persona, así como las causas y situaciones que lo pueden haber provocado.
También tenemos el offboarding, que nos indica que una persona ha dejado la empresa. Pero realmente esta palabra nos oculta el porqué y el cómo; no sabemos si la persona ha sido despedida, si se ha ido por sí misma, si ha sido debido a que no estaba satisfecha, o bien porque ha encontrado algo que le interesaba más. “Suena muy neutro, incluso muy positivo: lamentablemente hemos hecho offboarding a dos personas en este mes y estamos en el proceso de onboarding de otras dos personas”.
Esta jerga desdibuja la realidad con un enfoque de excesivo positivismo. Y lo que termina haciendo es alejar nuestra mirada de la realidad, perdiendo consciencia de lo que realmente está ocurriendo a nuestro alrededor. Y como el lenguaje crea la realidad, el problema acaba siendo que no podemos tomar decisiones o hacernos responsables de lo que implican estos términos si perdemos información debido a estos eufemismos.
“Cuando tienes toda la información real, certera y honesta tú puedes tomar las decisiones con base en una realidad, pero si te disfrazan esa realidad y te la camuflan te están infantilizando. Para hacer que una persona se responsabilice de las consecuencias de sus acciones tiene que haber tomado esas decisiones sin estar manipulada y de una manera que conozca toda la realidad. De lo contrario se toman decisiones basándose en informaciones muy sesgadas”.
Por último, uno de los términos que acaba siendo transversal a los demás es el de “Recursos Humanos”. El nombre lo deja bastante claro, ya que da a entender la visión de muchas empresas que ven a sus empleados como recursos para un fin que es el beneficio de la organización. Por suerte en cada vez más organizaciones vemos que hay un cambio de visión y entendimiento, y aunque parezca que únicamente ahora se llame ‘departamento de personas’ hay mucho más que un nombre detrás.
No deberíamos atrevernos a afirmar estas ideas como la verdad absoluta, juzgando cada palabra y cada acción como si fuese el demonio tratando de engañarnos. Pero quizá es interesante tratar de mantener una mirada atenta y despierta y tratar de identificar la realidad que puede haber detrás de ciertos eufemismos.