Yo tengo los míos. Tanto en mi vida personal como en la profesional, tengo personas que me han hecho ser quien soy.

Seguramente, tu también, en algún momento de tu carrera, has tenido a alguien que ha dejado una huella imborrable en tí. ¿Recuerdas a ese jefe inspirador, ese compañerx solidarix o ese mentor que te enseñó a ver el mundo de otra manera? Estas son las personas que se convirtieron en referentes para nosotros, moldearon nuestro camino y nos motivaron a ser mejores.
Ahora, quiero invitarte a que te tomes un momento para reflexionar sobre estos referentes y lo que te han aportado.
En algunas de nuestras sesiones, realizamos un ejercicio que tiene como objetivo conectar con aquello que nos han aportado nuestros referentes. Este ejercicio es sencillo pero muy poderoso. Les pedimos a los participantes que piensen en una persona que haya sido un referente significativo en su vida profesional. A continuación, destacan las cualidades y acciones que más valoraron y cómo esas experiencias influyeron en su desarrollo.
Al hacer este ejercicio, los participantes no solo se dan cuenta de la profunda influencia de sus referentes, sino que también empiezan a visualizar las características y comportamientos que desean emular en su propio liderazgo. ¿Alguna vez has hecho una pausa para agradecer a tus referentes? ¿Qué cualidades destacarías en ellos?
Los referentes positivos pueden estar en cualquier parte. Pueden ser nuestros jefes, mentores, compañeros o incluso personas que hemos conocido fugazmente pero que han dejado un impacto duradero.
- Piensa en un líder que, en vez de imponer, te ha guiado con su ejemplo. Puede ser esa persona que confió en ti cuando dudabas de tus propias habilidades o que te enseñó una forma distinta de enfrentar los desafíos.
- No siempre los referentes son figuras de autoridad. A veces, un compañero que nos ha apoyado en momentos de dificultad y que ha demostrado empatía genuina puede ser una inspiración.
- También aquella persona que no necesitaba muchas palabras para enseñar, pero que con su ejemplo te mostró el valor de la disciplina, la resiliencia y la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Pero, ¿qué ocurre cuando no encontramos un referente positivo? En ocasiones, puede que nuestras experiencias hayan estado más marcadas por los contrareferentes, aquellas personas cuya conducta o actitudes nos sirven de ejemplo de lo que no queremos ser o hacer. Estos contrareferentes también juegan un papel crucial en nuestra formación y nos ayudan a definir nuestros propios valores y principios.
- Ese jefe que solo ve números y no personas, que impone a través del miedo en vez de inspirar con el ejemplo.
- Esa persona que, en vez de colaborar, compite de manera desleal y genera un ambiente de tensión en el equipo.
- Alguien que se niega a compartir su conocimiento por temor a ser superado, frenando el crecimiento de los demás.
Reflexiona sobre las experiencias negativas que hayas tenido con contrareferentes. ¿Qué comportamientos y actitudes de estas personas te han mostrado el camino que no quieres seguir? ¿Cómo han influido estas experiencias en tu propio desarrollo profesional y personal?

Pregúntate: ¿Qué acciones diarias puedes tomar para convertirte en un ejemplo positivo para los demás? ¿Cómo puedes liderar con el ejemplo y ser coherente con tus valores?
Reflexiona sobre los momentos en los que alguien se ha acercado a ti en busca de consejo o apoyo. ¿Qué aprendiste de esas experiencias? ¿Cómo puedes aplicar esos aprendizajes para seguir siendo un referente para quienes te rodean?
Ser un referente no es una tarea fácil, pero es una responsabilidad que todos podemos asumir.