Todos conocemos la expresión “Carpe Diem” concebida por el poeta romano Horacio. Su traducción literal sería “cosecha el día”, animándonos a aprovechar el tiempo para no malgastar ningún segundo, a vivir el presente porque no sabemos qué pasará mañana.
Escribo estas líneas impactada por la marcha de tres personas conocidas en tan sólo unos días. Las tres en edad “joven”, hoy en día: 69 años, 62 años y 57 años. Las tres por enfermedad.
Jorge Wagensberg, conocido por todos y qué indudablemente pasará a la historia como uno de los divulgadores científicos más destacados de España, además de ser conocido como editor, conferenciante, escritor y museólogo. El primer libro que compré de él fue: “Si la naturaleza es la respuesta, cuál era la pregunta?”. Fue un libro que compré para regalar un Sant Jordi, y que casi sin quererlo marcó significativamente nuestra mirada sobre muchos de los procesos que se dan en la naturaleza de cambio y adaptación y que replicamos en nuestras estrategias de empresa.
Eduardo Escribá, consultor y coach, colega de profesión, con quien hace por lo menos 25 años coincidí por primera vez en un seminario de “El Impulso Positivo” que impartía Eduardo Criado. Luego, la vida nos fue juntándonos en diversas ocasiones y estaba en la red de consultores conocidos. Hacía un trabajo similar al nuestro, como he dicho. Seguro que muchos de los que leéis este post le conocíais. La última vez que coincidí con él, hace ya 10 años, fue porque quiso participar en el programa que impartíamos “En busca del sentido”…
Por último, Carlos Carvajal, el hermano de mi amiga Aida. Posiblemente nadie de vosotros haya oído hablar de él. Pero contribuía a la sociedad con su trabajo como abogado (Cap Jurídic) en la Administración Pública, y era una persona íntegra, que vivía en pareja, tenía multitud de amigos y tenía sueños e ilusiones como todos.
En los dos últimos casos, el proceso de la enfermedad duró entre mes y medio y dos meses… muy poco tiempo para preparar la despedida…
¿Y por qué he decidido hoy escribir sobre ellos? Por un lado, porque quiero rendir un pequeño homenaje a su memoria. Pero, sobre todo, porque la mejor manera de honrarlos es volver a reflexionar sobre lo importante que es llenar cada momento de nuestra vida de Sentido, ese mismo sentido sobre el que vino a reflexionar Eduardo la última vez que le vi; vivir cada día como si fuera el último, esa fresa tan hecha pero que no aplicamos realmente, y ser conscientes de que “sólo hoy puedo vivir este día en plenitud”. Porque nadie sabemos cuánto tiempo tendremos para despedirnos.
Y quiero traer también esta reflexión a nuestro trabajo. Como consultores-coach (o facilitadores) confrontamos a nuestros clientes con la pregunta de qué legado quieren dejar; les invitamos a reflexionar sobre cómo imaginan que serán recordados, cuando se jubilen o cuando ya no estén entre nosotros…. Les invitamos a salir de la excusa del “día a día” que nos lleva a postergar lo realmente importante para priorizar lo urgente…
¿Pero vivimos nosotros de forma congruente con estas reflexiones que invitamos a hacer?
Queramos o no, los consultores-coach nos convertimos en referentes para nuestros clientes. Y como referentes tenemos la “obligación” de dar ejemplo. Así que, y lo llevo ya a la primera persona, estos días me asaltan estas preguntas:
- ¿Soy ejemplo para mis clientes en cómo estoy viviendo mi vida??
- ¿Tengo presente el “carpe diem” cuando afronto el trabajo día a día?
- ¿Me pregunto con qué actitud estoy hoy ante el cliente como si fuera mi última intervención?
- ¿Cómo disfruto del nuevo reto que me da la vida en este momento?
- ¿Cómo ejerzo mi asertividad para no desviarme de lo que me aporta Sentido salvaguardando mi libertad última…?
Y como defendemos que vida profesional y personal son una extensión de lo mismo… me vopy ya a otro plano y sigo preguntándome…
- ¿Cómo me entrego a los míos y qué espacio les doy?
- ¿Cómo cuido de mí en todas mis dimensiones?
- ¿Qué legado quiero, realmente, dejar?
Y, si no tengo tiempo de despedirme… ¿cuál quiero que sea el último recuerdo que las personas que me importan tengan de mí? ¿Estoy viviendo para que sea así?
Se han ido tres personas maravillosas que contribuían positivamente a este mundo loco en el que vivimos… y en los tres casos, desde mi mirada, han dejan un mismo legado: han sido ejemplo y referente de vidas plenas.
CARPE DIEM!