Me gusta leer de vez en cuando la columna de Quim Monzó. Acostumbra a tratar, de manera clara y directa, aspectos del día a día; aspectos que, generalmente, a mi también me han llamado la atención en algún momento.
Gracias a él me enteré, un domingo de hace unas semanas, de que el Presidente de una cadena de supermercados francesa – Biocoop – había anunciado que “dejaba definitivamente de vender agua embotellada en botellas y garrafas de plástico”. El motivo es el nivel de contaminación que supone todo ese plástico y los combustibles fósiles que comporta su traslado, además de que va en contra de los valores que defienden en la empresa.
La decisión no es ni una idea romántica ni una campaña de maquillaje, no nos confundamos, les va a suponer dejar de ingresar un millón y medio de euros al año. Es decir, han tomado una decisión empresarial teniendo en cuenta el impacto en el medio ambiente, la sociedad (su recomendación es que bebamos agua del grifo que es más económica y es uno de los alimentos más controlados), y los valores de la empresa, priorizándolos por delante del valor económico exclusivamente.
Monzó finaliza su columna diciendo que duda de que decisiones de este tipo las tomen empresas españolas. Seguramente la mayoría coincidimos con él, sobre todo con la cantidad de noticias que aparecen cada día sobre corrupción. Sin embargo también es cierto que aquí hay muchas empresas que están siendo gestionadas teniendo en cuenta otros aspectos más allá del impacto en la cuenta de resultados. Y ahora nosotros podemos afirmar que es así porque hemos realizado un estudio, el TOTAL VALUE INDEX, en el que ése es uno de los aspectos que preguntamos.
Empresas que se preocupan por cómo impactan en las personas que la componen y en todas aquellas personas con en las que se relacionan (desde clientes hasta proveedores), que se preocupan por su aportación a la sociedad, por generar valor económico pero también social, medio ambiental, de conocimiento, tecnológico …
El mismo día, y también en La Vanguardia, aparecía otra organización que cumple con esas premisas. Ampans, una fundación con misión social pero que funciona con criterios de empresa. De hecho en su web se definen como eficientes y eficaces. Empresas que gestionan en igualdad de condiciones el aspecto económico y el relacional potenciando así su capacidad de adaptación al entorno y convirtiéndose en modelos de negocio sostenibles.
Nosotros las llamamos Empresas Totales. Para mí es importante reivindicar que es posible construirlas y que tengamos presente que se puede gestionar y hacer negocio de otra manera. Que los medios de comunicación hablen de ellas y las potencien. Para mi es importante reivindicar que es posible trabajar en entornos donde los valores son el motor, donde hay implicación de las personas en el proyecto, donde no existe miedo a equivocarse porque no interesa buscar culpables, donde la innovación no solo es necesaria sino que es un hecho, donde la mirada se tiene puesta en el entorno para ver qué oportunidades nos brinda y también para revisar si nuestras actuaciones son respetuosas con él.
Es posible crear empresas totales… de nosotros depende!